sábado, 31 de agosto de 2013

CASO PENAL

CUENTO

Reflexiones sobre un caso penal.

Capítulo I (de no se cuantos)

Bajo el título “Reflexión sobre un caso penal”, relato un pequeño cuento por el que cuento hechos supuestamente ficticios, relatados por uno de los ficticios protagonistas integrados en el cuento. Salvo el autor del cuento y por las excepciones admitidas en la fantasía de quien los cuenta, todos los demás personajes son imaginarios y, por tal desvarío, cualquier semejanza con nombres y hechos de la vida real constituyen una feliz y cómica coincidencia entre lo estúpido de la saña natural y lo jacarandoso de este infeliz cuento, que cuenta un  bochornoso drama de la vida real.

Proceso No. Null one/twenty twenty

REQUISITOS DE LA SOLICITUD INICIAL como así lo cuenta el CPP.

Artículo 282 – En la solicitud se hará constar:
I - el Juez o Tribunal, a la que se dirige;
II - los nombres y apellidos, estado civil, profesión, domicilio y residencia del demandante y del demandado;
III - el hecho y el fundamento jurídico de la solicitud;
IV - la solicitud de acuerdo con sus especificaciones;
V - el valor de la demanda;
VI - la evidencia de que el autor tiene la intención de demostrar la verdad de los hechos denunciados;
VII - la solicitud para cita de la parte demandada.

Bien asentadas las premisas arriba expuestas, a seguir siguen mis reflexiones reflejadas en el cuento:

I -  La solicitud inicial, en régimen de URGENCIA, fue dirigida al excelentísimo doctor juez, presidente del juzgado especial criminal de una ciudad santa de un santo cualquiera.

II - De salida, con respecto a la sección II, hay un error en la nacionalidad, la profesión y en el registro del documento de identidad de la parte demandada. Para decir la verdad en este cuento que nada tiene de mentira (por eso es cuento), el error fue supuestamente intencional para producir algunos efectos y más tarde recibir el complemento deseado bajo el control de quien cree que, con dinero, la materialidad  se compone o se corrompe para producir una verdad pura que, en la esencia de su impureza, jamás dejaría de ser una insignificante mentira.

III - El hecho y el fundamento jurídico de la solicitud tuvieron un extraño inicio con el rescate del proceso 6301/9991, por el cual el demandante tuvo la audacia de proponer acción de cobranza contra el querellado, cuando de hecho era el querellante quien debía dinero al querellado, como quedó demostrado en los autos del referido proceso, tramitado en el Tribunal Civil de la ciudad santa de un santo cualquiera en la isla de Santa Cruz.

En la causa de pedir así se expresa el querellante:

“Aproximadamente tres años atrás el querellado procuró el querellante nuevamente solicitando nuevo tratamiento ..., consternado con el cuadro presentado y la historia por él narrada, inclusive pedido de disculpas al querellante, este aceptó realizar el procedimiento y nuevamente parceló el pago”

Tal narración, expuesta en 17/01/2012, sitúa lo narrado por vuelta de enero de 2009.  Entretanto no presenta cualquier prueba a justificar la data, ni siquiera un documento indispensable a la realización de cualquier servicio, ni mucho menos una nota fiscal para declaración al Fisco, cautela indispensable para evitar nueva condenación por indicios de evasión fiscal.

El querellado en su defensa declaró lo siguiente:

“ensimismado en mis problemas, andaba yo por la calzada de la avenida a camino de mi residencia. Fue una coincidencia el encuentro con el señor Jaime.  Fui por él abordado, alegando que necesitaba hablar conmigo. Le dije que yo venía de una clínica especializada, la cual me recomendaba rehacer todo el servicio hecho por el referido prestador de servicios, ahora querellante. Fui invitado a subir en su consultorio para analizar  se procedía la recomendación. Después del análisis me dijo que él resolvería mi problema de salud con un pie en la espalda (un modo de decir que mi problema tenía fácil solución). Fue agentada la primera sesión, la cual dio origen al presupuesto registrado con data 14/01/08, firmado por el querellante.

Hubo otros servicios, pagados en el acto sin cualquier ofrecimiento de comprobante del valor recibido hasta que, por insistencia del cliente, le fue dado un recibo firmado en 20/09/2011. Un día después, el querellante le llamaba al teléfono ofreciendo devolución del dinero a cambio de que el paciente le devolviera el recibo.

Ocurre que, delante de la recusa para devolver el dicho recibo, su vida fue amenazada y, habiendo el paciente huido de una situación extremamente peligrosa, el ilustre querellante, pastor de una de las muchas iglesias evangélicas que proliferan en la ciudad santa de un santo cualquiera, aparentemente especialista en artes marciales, resolvió promover denunciación calumniosa trasvertido de víctima, plasmado en una Queja-Crimen, la cual yo hago ahora objeto de mis reflexiones en el desarrollo de este humilde cuento.

Este cuento continuará después de haber escuchado la chacona en R menor, progresión harmónica con el arreglo magnífico de mi amigo John Feeley.


miércoles, 28 de agosto de 2013

O SON DA TERRA


A terra tem um son diferente para cada recunco. É diferente no vale, distinto no monte, cristalino  na beirada dos rios, almofadado no canto da néboa, abrumador no tropezo das ondas ao martillar as rochas que lle dan a cara. O son nen sempre tem a origen que semella ter. Se a orella non esta bem orientada, se o martelo que bate o junco non o faz no ritmo adecuado, o son será diferente na sensibilidade de quen o escoita.

Este domingo, o próximo pasado, tocoume a alma con a clásica morriña. Ela veio devagariño, entrando pólos ouvidos com as orellas em posición de descanso, aquele descanso típico dos domingos a gosto do mês que corre nestas longinguas corredoiras. A temperatura era amena, perfeita para o corpo humano, rondando os 22º centigrados  com o sol brilando uma hora antes do meio dia. O son pareceume celestial, como deve ser cando um pasa ao outro lado da vida e é recibido por anxos con o bico no soprete,  o fol no sovaco direito do gaiteiro e o punteiro posicionadeo na nostalgica nota Re, a lle dar ao roncon o inconfundible son da terra, para min o son da vaca fisterrana alertando os mariñeiros a rondar as lobeiras. O repique de um tambor completaba o trio sonoro, requintado póla boa apariencia de dois rapaces, típica aparência dos gaiteiros da miña terra. Se eu morrese naquele momento eu pasaría a vivir moito feliz por recibir o premio do son otorgado a um humilde emigrante galego.

A televisión estaba ligada. Aproximeime a ela para ver se era a causante do son  da terra. Non era. Procurei ver se había radio encendido. Non habia. O moden da internet mostraba suas luces apagadas. O son da gaita galega viña do lado de fora. Abrí a janela para cheirar o aire e senti que arrecendia a perfume da miña terra. Entrome angustia no peito, unha aperta que eu sentira alá pólo ano 1961, em agosto, em condicións semellantes de luz e temperatura, depois de perceber a loucura del “Adios a mi España querida”  que dentro da alma eu creia ser o nordes da minha terra perceebeira.

Numa mistura de alegria, abrumada com pingos de auga a brotar dos oios cansos, adoptei a resolución que o momento pedia. Fui para a rua. Non habia ninguen. Eu moro numa rua que estaba cheia de anxiños cando eu era o morador mais joven. Hoje eu sou o mais vello, os anxiños creceran e foron emigrando para outras nubes. Eu pela experiência da emigración resisto a cometer a mesma loucura que eu fichen no pasado. Cando eu sali por primeira vez foi porque eu non tiña mais o que facer e, agora, daqui non saio, daqui só deus me tira.

O son viña de unha rua paralela à miña. Os gaiteiros non eran galegos, eran americanos da Pensyilvania. Promovian nestas bandas do sur a religión das suas bandas do norte. Non facia mal, alegreime do mismo xeito, pois se non é vero, pero parece, o son chegou à forja dos meus ouvidos como si fose o son da miña terra. Foi pena, pois se fosen galegos eu os convidaria a comer umha patacada ao forno, regada com viño da terra neste meu fogar de Pindoschan.


lunes, 5 de agosto de 2013

A MORRIÑA DO SILENCIO

Para mim o tempo non era fator de impedimento cando o meu desejo era dar um mergullo nas augas da ria. Podia facer chuva, podia facer sol, a miña mayor distración era ler um livro nos bosques do colégio Fernando Blanco, subir aos montes da Armada (donde era doado ver a geografia costeira destacando o cabo fisterra),  mergullar nas augas do peirao novo (cando a contaminación ainda era leve) ou nas augas do castillo de corcubión, cando a ria só servia para fogar das miñocas.

O período entre o bom e o ruim fui cultivado na miña memória durante 15 anos,  entre 1945 e 1960.

O meu exílio voluntario às colinas de São Paulo non impediran que eu frecuentase as águas do atlântico pelo menos duas veces ao mês.

Eu me considero um español moito privilegiado, souno pela gracia de deus. Durante moitos anos andei por uma infinidade de praias (algumas habitadas por alguns índios esquecidos da civilización, outras eram desertas) a bordo de um flamante besouro (escarabello), que nem auga bebia e seu nome soaba a algo parecido com bobagen, o cual, ben traducido do aleman, tiña sido criado para ser carro popular.

Lembro certa vez ter entrado numa praia, onde no seu comenzo havia um forte. A curiosidade apertabame a alma para coñecer onde terminaba. Rodei sobre as areias mais de duas horas, o odometro registraba 80 kilómetros corridos cando atopei um rio atravesando a areia. Retornei pela praia, pois não habia outro camiño permitido para a boa andanza do meu escarabello alimentado com pistóns de 1300 cilindradas. Outros carros facian o mesmo. Eran carros posantes, moi pesados, aquelas águias igualaziñas ao coche do meu primo de Nova Yorque, que atascaba na calle de arriba no ano 48. Era tempo de pleamar. A areia dura e firme, descuberta pela mareia baixa, estaba coberta pela auga. Sobraba a area brilante e fofa, moi impropia para ser andada pelas botas do coche posante. A dous carros o meu boi tirou da areia, um terceiro foi abandonado cando a auga fixo um buraco e seus pés se enterraron  no lodazal feito pelo giro das rodas, auxiliadas com a teimosia do motor, o qual era carregado com o doble de cabalos em comparación com a cabalaria do meu modesto escarabajo.

Isto aconteceu ao sur de um santo que eu adotaba como referencia para miñas rodadas exploratórias.

Seguindo a trilla do norte, as praias eran mais pequenas, mais selvagens, mais formosas,  moito mais peligrosas. Habia moitas maneiras de um se perder: collido por um aluvión de barro e pedras durante um chaparón, despencar de alguma ponte feita com troncos de arbol, ou enveredar por uma trilla das moitas que habia na serra do mar e quedar perdido ata ser encontrado pela divina providencia.

Yo soy un privilegiado, decia al principio de esta silenciosa morriña. Pertenezco a esa clase de los 15 % de españoles hoy vivos, que hemos vivido la gran fase de transición, de la era de la piedra a la era del electron. 

Estamos vivos y, a pesar que somos producto homo sapiens en fase acelerada de extinción, ya van pensando como las autoridades del centro deberán hacer para nos descartar.

Los extremos sobran, ha denunciado el papa al otro extremo formado por jóvenes, que ven como el futuro podrá serles extremamente prejudicial. Mal presagio en una playa con tres millones, saturando, con olores de fritangas, cerveza y protectores solares, aquel delicioso sentimiento de humanidad olvidada por el silencio de mi morriña.

http://youtu.be/3nqLRVqh08I